viernes, 1 de marzo de 2013
GUERRA
A Don Evo Morales: ¿Por qué señor presidente no va directo al grano y trata de recuperar sus tierras tal como las perdió, vale decir, declarándonos la guerra? Está claro que Chile y su gobierno no tiene ni la más mínima intención de cederles territorio. Usted nos declara la guerra y Chile defenderá con la sangre de sus soldados, la tierra que tanto les costó arrebatarlas. Esto serviría para terminar con las chiquilladas de presidentes y políticos que más bien parecen pequeños niños haciendo fuerza con sus pares en un jardín infantil, y también para justificar la danza de millones que se gastan anualmente en mantener a unas inútiles fuerzas armadas. Hoy todo se resuelve en los tribunales internacionales, deberíamos re-diseñar ese cuerpo armado y destinarlo a labores realmente productivas. Nos haría bien una guerra para replantearnos en nuestras posturas más íntimas: ¿estoy por la intolerancia, la intransigencia, el sentido de la propiedad, las fronteras. las razas y el nacionalismo? o ¿estoy por la integración, la solidaridad, la hermandad, el amor, la bondad, la tolerancia, la amistad? Una guerra nos ayudaría a esclarecer en qué bando quiero estar.
FESTIVAL DE CHILE
Una lectura de Chile, eso es el Festival de Viña del Mar; un animador, lleno de gestos incoherentes que incluyen un lenguaje corporal incongruente, agachaditas, giros, gestos teatralizados y una sonrisa que parece máscara; una animadora que está obsesionada con el protagonismo, llena de lugares comunes, con un espectáculo que fue perdiendo su esencia, cayendo en la mediocridad que es fiel reflejo de la idiosincrasia de nuestro querido chilito, país acostumbrado a los ídolos de barro. Los grandes artistas como Elton John, actúan por los tiempos que los contratan y nada más; no entienden esta insana costumbre de un público que los premia ¿por qué? ¿para qué? Que culpa tienen ellos, gente dueña de un talento que saben se agradece sólo con el aplauso, de presentarse frente a un público enfermo que se arroga la facultad de otorgar premios a su desempeño. A los públicos instruidos y cultos, sólo les basta aplaudir o dejar de hacerlo si el artista no se lo merece; recibir premios auspiciados por una empresa telefónica, no está en su concepción del desarrollo de un espectáculo basado en su talento. Eran mejores aquellos tiempos en que se presentaba una mayor cantidad de artistas con menos tiempos de actuación; eso le daba agilidad y ritmo a un espectáculo hoy francamente decadente. Mis aplausos han sido para Maná; Nancho Parra, Miguel Bosé y Elton John, y este último me provocó una disfonía que me agarré por cantar aquella décima parte de sus éxitos que alcanzó a mostrar. Elton John tiene éxitos para un show de al menos cuatro horas. Hay muchos artistas como el tal santos, Jonas Brothers, Wisin y Yandel, Hermógenes con H, Bastián Paz y otros que no recuerdo su nombre, que podrán contarle a sus nietos que compartieron escenario con una verdadera estrella, que a sus 65 años conserva su voz intacta, todo su talento y la empatía suficiente para soportar las extravagancias de la cultura mediocre de un país tercermundista; extravagancia que ni siquiera entiende Jorge Gonzalez, aunque él en si es una de ellas, el típico contestatario de los 60 o 70, añejo, odioso, propio de latinoamérica. Los expertos en comunicación estratégica del canal organizador, deberán volver a la universidad, se nota, a la distancia, que reprobaron muchas materias y nos enfrentan a situaciones lastimeras como una entrevista post actuación de Memo Bunke para sensibilizar a la gente, o al mal llamado "monstruo", para que le entregara las desprestigiadas antorchas y gaviotas auspiciadas por una empresa telefónica; después de ese penoso espectáculo nos cabe preguntarnos, Sir Elton John ¿guardará en algún lugar especial sus "preciados" tesoros? Creo que este festival nos puede ayudar mucho como país, si dejamos de criticar los vestidos de la animadora y comenzamos a analizar nuestras conductas en torno a él para comenzar a mejorarlas y a evolucionar hacia la dignidad y la excelencia, donde los artistas se sientan pagados en su talento sólo con el maravilloso y siempre digno aplauso.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)