miércoles, 30 de agosto de 2017

MI MAXITO




Déjame malcriarlo.
Quiero que sea el bebé más malcriado sobre la tierra.
Que siempre se haga lo que él quiera.
Que duerma cuando tenga sueño.
Que coma cuando tenga hambre.
Que llore cuando tenga pena.
Que ría cuando la alegría lo desborde.

Déjame malcriarlo.
Que corra sobre el barro cuando llueva.
Que se deslice sobre la nieve en el invierno.
Que se bañe de sol por los veranos.
Y que corra contra el viento en el otoño.

Déjame malcriarlo.
Que sepa que este mundo le pertenece.
Que es dueño del universo.
Que tiene el poder de dios en su corazón y en sus manos.
Que dibujó las estrellas y los astros.
Que te dibujó como su madre y a la Pepa como su hermana.

Déjame malcriarlo.
Que sienta que el amor es lo único que existe.
Que las ballenas quieren conocerlo.
Que los delfines quieren darle un paseo.
Que los árboles están allí para que él respire.
Que el sol se levantará cada mañana a iluminarlo.
Que la luna velará su sueño cuando esté cansado.

Déjame malcriarlo y decirle la única verdad que necesita,
que los límites existen en la mente
porque el universo no los tiene.

Déjame malcriarlo para que sienta que la vida le pertenece.
y que vivirá en mi corazón por siempre.


martes, 22 de agosto de 2017

AL ALBA






Es en la mañana cuando más te recuerdo,
cuando brota el alba desde el silencio,
cuando se quiebra una rama junto al estero,
cuando noto que no estás y que no he muerto;
es en la mañana cuando más te recuerdo...
porque es allí donde te espero. 

No sé cómo explicarlo, 
pero cuando duermo sueño que me abrazas; 
siento tu piel en la mía y navego silente 
en el calmado mar de tu respiro, 
entre el ronronear de tus gemidos, 
que me reconforta el alma hasta los huesos,
y entonces mi dormir es un velero. 

No sé cómo explicarlo, 
pero cuando despierto noto que te has ido, 
en la luz de la mañana, en la rama quebrada, 
en el canto del mirlo y del gorrión 
que anidan en mi ventana; 
en el estero que ahoga el silencio del alba, 
en el que baño tu recuerdo cada mañana. 

Es en la mañana cuando más te recuerdo, 
y no sé cómo explicarlo, 
pero me inunda el brillo de tu mirada; 
el calor de tus entrañas, 
el sabor de tus besos trasnochados, 
y me siento agradecido, 
porque de alguna manera aún percibo 

tu olorcito acurrucado aquí en mi pecho