Me escribiste
en la tinta de tu cuerpo;
me grabaste a fuego
en el sudor de tu alma;
caminaste descalza
en las arenas infinitas de mi mente,
y llenaste de risas los espacios
tristes, apagados, apesadumbrados.
Dibujaste tu sonrisa
en cada lágrima
y la pintaste de escarlata;
teñiste el cielo de gemidos,
y atrapaste mi latido en un suspiro,
congelado, suspendido, atontado;
Revisaste mis pensamientos
como escarbando entre las hojas;
desordenaste mis emociones
y te inscribiste
en mi cuaderno de ilusiones;
brincaste a mi universo
de centellas y amapolas,
cabalgando sobre las olas
en una aureola de espumas y caracolas.
Cerraré los ojos esta noche
y soñaré con las letras de mi historia
grabada a tinta y a fuego
en el borde infinito de tu alma.