Amanecí con una sensación de ti.
Acurrucada en mi pecho
y mi rostro escondido
en la maraña de tu pelo.
Amanecí siendo tu refugio,
ese escondido, secreto, disimulado;
ese donde puedes respirar,
ese de donde no quisieras escapar…
Cierra tus ojos un momento
y siente mis manos
en tu cuerpo desnudo,
y quedémonos allí un segundo
como si fuera un siglo;
un minuto, como si fuera una vida;
una hora, como si fuésemos eternos.
Quedémonos como si estuviésemos bailando,
como si estuviésemos amando;
quedémonos escondidos todo un día.
Amanecí con ganas de ti.
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