LA CLAVE DEL AMOR
Por Alex Weibel
Una
fría noche de invierno, en una cabaña al sur de Chile, la nieta gozaba de la
compañía de sus abuelos, contando historias cerca de la chimenea, capeando el
temporal.
-Abuelo
¿cómo fue ese momento cuando descubriste que estabas enamorado de la abue? -
-Esa
es una historia de película. Eran las últimas semanas del otoño en esta parte
del mundo. Nos habíamos fugado a la playa. La abue le inventó algo a su mamá,
la que ya comenzaba a sospechar de nuestro amor prohibido. Fue como a fines de
mayo, por ahí por el 24 de mayo. Caminábamos por una pradera; íbamos muy
abrigados. Estaba cubierto; comenzaba a caer una fina llovizna que cubría
nuestros rostros y lubricaba nuestras parkas. De pronto la atraigo hacia mí;
miro su carita de jovenzuela aventurera y le di el beso más hermoso que jamás
di en mi vida ¡y vaya que había repartido besos! En eso estábamos cuando siento
que un rayo cálido cayó sobre nuestros rostros. Abrí los ojos y en ese cielo
encapotado, se había abierto un agujero y el único rayo de sol del todo el
hemisferio, caía sobre nosotros como si el mismísimo Dios estuviese bendiciendo
ese amor. Le dije a tu abue: “solo falta que el director diga ¡corte, se
imprime!”-
-
¡Pero qué romántico abuelo! - exclamó la nieta.
-
¡Ay viejo, no exageres! - Le dijo la abuela tomando su mano -Si, estaba
lloviznado y caminábamos sobre esa pradera cerca de la playa; pero no había
rayito de sol ni nada-
-No
sé si la abue lo recuerda o no, o tal vez las cosas fueron así para ella- dijo
el abuelo levantándose del sillón para acercarse a la ventana -Para mí…
(suspira) sigo sintiendo la calidez del rayo de sol sobre nuestros rostros, y
la voz del director a la distancia gritando: ¡Corte! Se imprime. -La tormenta
hizo una pausa, y el encapotado cielo nocturno se rompió, y se coló un rayito
de luna que iluminó los ojos húmedos del viejo, como haciendo un guiño a tan
tierna historia de amor.
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