domingo, 22 de septiembre de 2013

SE ACABO LA FIESTA






Cuándo leo algunos estados en Facebook en los que muchos lamentan el fin de las celebraciones, de las fiestas, del tiempo libre, entonces más comprendo la frase de Jiddu Krishnamurti: "No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma."

¿Por qué no recrearlo todo y hacer que nuestro trabajo sea entretenido? ¿por qué no convertirlo en un lugar al que me dé placer acudir? Porque somos una sociedad enferma y estamos rodeados de signos que evidencian el mal.





Por nombrar sólo algunos de aquellos signos: 
acuartelar a los carabineros solteros para que no participen en accidentes automovilísticos estando ebrios; los padres que ponen el grito en el cielo cuando sus hijos se sacan malas notas en el colegio y ellos, con suerte pasaban con un 4 (los que lograron estudiar); que nadie repare en que nada aprendió, ni en el colegio ni en la universidad algo "parecido" a como realmente funciona la vida laboral; que lo que aprendemos lo aprendemos trabajando; los planes poco sustentables que presentan la mayoría de los candidatos al poder; que la gran mayoría vota por un candidato sin tener claro realmente cuál es ese plan que nos proponen para que nuestras vidas estén mejor; que el 44% quiera reelegir a Bachelet; que los políticos se "caguen" de susto cuando deben aumentar el sueldo mínimo por que los "dueños" del país se pueden molestar y les dejen la escoba con la cesantía; que la salud y la educación sean un negocio tan lucrativo para los administradores pero no para sus usuarios; que las empresas que "administran" mis ahorros previsionales ganen dinero a manos llenas cada año y mi dinero se haga escaso al grado de que moriré, probablemente, sin pensión...




¡Son tantos los "signos vitales" que nos muestran lo enfermos que estamos! y he allí el principal problema, como es una enfermedad mental alimentada por el miedo, preferimos pensar que todo está bien así, que es mejor no "revolver" las cosas con ningún tipo de "revolución", no vaya a ser que por querer justicia, equidad, equilibrio, amor, respeto... ¡terminemos estando peor! Y todo esto, sólo por leer lo triste que se ponen algunos porque se acabó la fiesta....


Créanme amigos míos que mi fiesta sigue, es continua y eterna, sólo con variaciones. A veces con un asado a la parrilla, otras con sus buenas cervezas, otras con agua, con amigos de trabajo haciendo cosas interesantes y entretenidas; otras con estudiantes, motivándolos a encontrar la pasión en sus vidas; a veces discutiendo y peleando por los derechos y la justicia; a veces en la soledad apasionante del silencio maravilloso que me permite hacer una fiesta conmigo o cuando me concentro para tratar de escribir lo que veo, lo que siento y lo que creo... ¡siempre es una fiesta! No necesito esperar un viernes, un 18 de septiembre o el siguiente feriado... cada día es una fiesta, y agradezco la compañía y la oportunidad de celebrarla, ya sea en el estudio de la radio, en la calle, en una sala de clases o en un taller con trabajadores. Los invito a todos a que hagan de sus vidas una fiesta continua y permanente. Somos de la tierra viviendo de la tierra y es escaso el tiempo de conciencia para desaprovecharlo creando una sociedad tan enferma.


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