lunes, 3 de abril de 2017

¡Cómo me cuestas!



En un espacio que no existe, 
en un lugar suspendido como polvo del universo, 
cuelgas de mí pensamiento 
mientras paseamos por La Habana. 

No te pido nada, 
me quedo en silencio extasiado de tu voz cantada 
y puedo quedarme allí un siglo, una eternidad entera… 
te estoy amando a mi manera. 

Escribiste apenas tres líneas en mi historia 
y le agregaste puntos suspensivos 
que le pusieron pausa a mi corazón 
y lo suspendieron entre calles sin sentido, 
sin gente, sin vida, 
como una pintura de naturaleza muerta,
donde hasta el óleo se ha descascarado 
de tanto esperar un respiro, un latido 
que quedaron suspendidos, en un espacio vacío.

¡Cómo decirte lo que me cuesta tu sonrisa! 
Me cuesta dejar de mirar al mundo 
para sumergirme en sueños donde me acaricias me besas 
y te esparces por mis venas; 
me cuesta dejar de estar presente 
para sumergirme en un mundo que sólo tú y yo compartimos, 
al menos en mi mente, en ese espacio que no existe. 
Me cuesta mirarme en los ojos de alguien porque sólo tus ojos existen; 
me cuesta navegar entre los vivos sin sentirme perdido.

No pido que te quedes donde nunca has estado; 
no te pido que me abrigues en este espacio frío 
donde solo el recuerdo es cálido; 
no te pido que me esperes porque ya olvidé el camino, 
solo me aferro al jirón de tu respiro, 
ese trozo de vida que alimenta mis latidos.


1 comentario: