Se me cansó el corazón;
se me destrozó la razón,
y mis ojos cayeron de sus cuencas,
y se revolucionó mi habla,
y mi lengua fue triturada en mil pedazos,
inútiles, inservibles y borrachos;
el sonido abandonó mi garganta
y ni un solo quejido retumbó en el pabellón;
y se apagó el sol y se fue el calor;
y el frío marcó tus pasos
como latidos ardientes
perdiéndose en la distancia,
derritiendo el hielo de un corazón vacío,
hasta que todo fue
un solo silencio lleno de vacío,
de un vacío sin sentido,
que me cansó el corazón
y me destrozó la razón;
y todo se rompió, y todo se quebró,
y la oscuridad me consumió,
y entonces ya no sé si existo;
perdí el sentido.
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