Cuánto me sobra el silencio
cuando no escucho tu voz;
cuánto me faltan las horas
para dibujarte en cada célula
de mi corazón.
Cuánto me estorban los días
sin mirarme en tus ojos;
sin imaginar la danza sensual
de tus labios susurrándome al oído:
“Toma mi mano...
que quiero caminar contigo”.
Cuánto me falta tu risa nerviosa,
de niña mimada, encantada, enamorada...
Cuánto me falta tu pelo
jugando con el viento,
acariciando mis canas
y tu cabeza en mi hombro
escondiendo un beso
entre mis sueños.
Cuánto me falta el coraje
y agarrar un bote y correr a amarte;
y pasear sin prisa, sin apuro,
mis dedos descalzos
sobre tu piel canela;
buscando el punto exacto
donde converge tu amor y el mío.
Cuánto me sobra el silencio
si tu voz, tu risa, ni tu canto
están conmigo.
Soy una soñador,
y te sueño y te pienso
a cada momento,
y cuando te imagino,
siento de nuevo el calor
que me recuerda
a qué vinimos a este mundo...
a vivir la vida como nos lo han mandado,
yo de tu mano y tu de la mía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario