martes, 16 de noviembre de 2021

PROHIBIDO



No puedo llorar mis penas,
lo tengo prohibido;
no es pertinente, adecuado
ni obediente;
no puedo sentir dolor ni nostalgia,
porque las reglas del mundo
dicen que esa alma
no tiene nada que ver conmigo.

Hemos recorrido juntos
el mar, el cielo y el universo;
hemos danzado entre las estrellas,
entre pléyades de libélulas;
hemos sido fugaces y eternos;
hemos sido el sol y la luna,
mucho antes que la tierra existiera;
pero no eres nada mío
porque lo dicta una regla.

Si hasta en mis sueños
no alcanzo a abrazarte;
mil obstáculos impiden
que te alcance en la torre
que te sirve de cárcel,
alejado, cautivo, castigado
por amar a un alma
que no es nada tuyo
por una norma
que escribió la infamia.

No puedo llorar mis penas,
lo tengo prohibido;
pero vivirás por siempre en mi alma,
en esta vida o en la otra,
muy lejos del olvido,
y muy cerca del amor mío.


LABERINTO



Mientras los colores y el sol
rozan las praderas de tu alma,
el otoño ensombrese la mía.

Una hoja seca barrida por el viento
recorre el laberinto de mis penas,
de mis tristezas y amarguras.

Me cobijo en el silencio,
en el fondo del frío pozo de un averno,
en el que yace mi alma dormida.

Y se instala la noche invernal
justo en medio de mi pecho,
como una lanza de hielo
que me rompe hasta los huesos.

Si, morir quisiera;
morir muriendo;
morir durmiendo;
morir creyendo
que se murió conmigo
el laberinto de mis penas.



LA DISTANCIA



La distancia es como el desierto,
se va instalando en silencio;
con él llega el olvido,
y con él desaparecen los árboles,
y el papel donde te escribo.

La distancia es como el abismo,
separa un corazón
partiéndolo en el vacío,
hasta que olvidamos para siempre
que un día fue como un río,
y que era tan tuyo como mío.

La distancia es como un virus,
va borrando los bits
de nuestra presencia, suspiros
y latidos,
dejando solo un rumor sordo
de lo que alguna vez fuimos.

La distancia es un cementerio
plagado de cruces rotas,
grises y arenosas,
como mudos testigos
de sepulcros vacíos,
en espacios de la nada, 
donde desaparecen los niños perdidos.