El pasado viernes, conversando con una amiga, antes que se emitiera la franja política presidencial por televisión, le dije: "La única manera que gane Alfredo Sfeir Younis, el representante del Partido Verde, sería que le dieran la posibilidad de votar a los niños". Con esto no digo que los adultos no quieran ese mundo ideal, justo y equitativo, además de sustentable, ¡claro que lo quieren! pero tienen miedo.
Cuando esos adultos eran niños, les dijeron que el pan se ganaba con el sudor de la frente; que se dieran con una piedra en el pecho y que agradecieran que tenía migajas para comer; que el mundo es de los ricos; que las oportunidades son para los que tienen plata y que es mejor quedarse calladitos porque podemos perder lo poco que tenemos si andamos diciendo cosas... Entonces, con esa grabación en nuestro inconsciente, ¿qué es lo que haremos en las próximas elecciones presidenciales? Pues ¡no diremos nada! para que sigan gobernando para esos pocos, que gracias a ellos tendremos aseguradas las migajas, no vaya a ser que las perdamos por escoger el otro camino.
No sé, ni me interesa si va a ganar o no mi opción en las elecciones presidenciales, lo único que sé y que me interesa es que yo votaré por Alfredo Sfeir Younis porque no tengo miedo, porque sé que hay mil maneras de escribir realidades distintas, porque sé que tomando decisiones son posibles la acciones y con éstas puedo ayudar a construir ese mundo que me hicieron creer que era una utopía. Escuchen a los niños de la franja del candidato del otro camino y pregúntenle a sus hijos si ese es el mundo que quieren y no será necesario que adivinen la respuesta.
Si todos lo padres hiciéramos eso veríamos el ocaso de la democracia representativa a la que nos invitan los de siempre y nos pondríamos manos a la obra, todos, de manera participativa, colaborativa, a construir ese otro camino que nos propone Alfredo, "metiendo las manos al barro", porque sólo de esa manera se construyen los cántaros de greda. "Meter las manos" es la figura que quiere decir: ¡tomar decisiones! y así realizar las acciones para construir ese Chile con el que todos soñamos ¡Pierdan el miedo!
Ya tuvieron el tiempo suficiente para ver a donde los conducía el viejo camino; ya han podido comprobar que las dos grandes corrientes políticas de este país tienen un puerto común, el fin de su camino es siempre lo mismo: la herencia de Pinochet, gobernar para los ricos pensando en el beneficio del chorreo, la política de la migaja, el miedo a perderlo todo. Voy a escuchar a ese niño que no tiene miedo y votaré por Alfredo Sfeir, pero no sólo voy a votar, voy a participar en ese otro camino en el que yo también creo.
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