No te vi venir, ni te puede presentir
solo el roce de tus labios me alertó de tu presencia,
y despertó en mi un recuerdo
de una esencia olvidada, dormida, ausente.
No te vi venir y no sé si quiero verte partir.
El amor desde el silencio, desde un rincón donde brillan tus ojos,
me acaricia a través del aire, de las miradas y los suspiros,
y me desconcentra y ya no sé qué es presente o que es pasado.
No te vi venir como un murmullo en la tormenta;
como una pausa en el remolino;
como un refugio del ruido de tantas voces diciendo nada;
como un espacio donde dormir no es posible.
No te vi venir,
y mientras abrigo el café de la mañana,
entre mis manos temblorosas,
me imagino cómo decirte adiós cuando te tenga que ver partir.
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