Me ayudas con una pena,
que de tanto en tanto,
me envuelve el corazón.
Me ayudas a suavizarla,
a domarla y a acariciarla.
Una pena que llegó hace casi un año,
y son de aquellas que llegan
para quedarse.
Son penas,
que se duermen por un tiempo,
pero de tanto en tanto,
se estiran desperezándose
como gata al sol;
despertando sólo un poco,
para apretarte el corazón.
Me ayudas,
a mantenerla en silencio,
por un rato, sólo por un rato.
Es una pena a la que hay que amar
hasta que sane
y sólo sana,
aún cuando estando,
ésta deja de doler.
No hay comentarios:
Publicar un comentario