No podría hacerte daño al tocarte, ni al besarte,
ni al susurrar en tu oído cada mañana
lo que me encanta de tu olor al mover las sabanas...
No podría hacerle daño
a un corazón que tanto ama
a lo que más amo,
esos pequeños bajitos que nos llenan el alma...
Quisiera tenerte ahorita en mi cama,
y susurrar en tu oído cada palabra
para ver tu piel erizarse con cada nota de mi alma.
No sé qué está pasando aquí y ahora,
pero me has cautivado como el rocío
en una telaraña sensual
que se teje en mis sentidos
y me voy perdiendo en un vacío
que ni mis sentidos entienden...
¿Eres acaso una hechicera?
¿Es que has podido encantarme sólo con un par de suspiros?
Soy la rana a tus pies
que suplica por el beso encantado
y que me permita volver a ser el príncipe
que ha estado en mi escondido
No hay comentarios:
Publicar un comentario