Escribo tu nombre;
siempre escribo tu nombre;
a veces algo distraído,
a veces sin pensarlo siquiera,
y sin embargo lo escribo,
y lo hago de memoria,
sobre una hoja cualquiera
o en el mantel de una estrella;
y allí está tu nombre
y no recuerdo haberlo escrito.
Cada curva, cada letra
tiene tu esencia, tiene tu vida,
esa que compartimos
entre árboles y dunas,
entre mares y montañas,
donde fuimos escribiendo
una historia que ya no es nuestra,
una historia que se llevó el viento,
entre los colmillos
de un lobo hambriento.
Escribo tu nombre
de manera inconsciente,
como un mensaje del alma
que me recuerda lo bueno
que fue tenerte;
escribo tu nombre,
a veces distraído,
como rescatando una historia,
que se niega al olvido.
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