Qué buen regreso a casa!
Deje todos mis miedos
colgados en la punta de tus árboles
para que lo sol los queme tempranito
y se conviertan en cenizas;
dejé mis temores colgados en tus troncos
para que se los coman
tus criaturas benditas.
Qué buen regreso a casa!
entre sinfonías de cantos y colores
de una naranja que decía adiós
mientras dejaba trazos de tiza infantil
tiñéndose de colores en el cielo.
Lo único que no te dejé mi cerro amado,
fue el dolor que me provoqué
con el puño de mi niño taimado.
Lo anduve buscando esta tarde entre tus arbustos,
pero se mantuvo escondido.
Qué buen regreso a casa!
Al menos sabe que lo ando buscando
para que repare todos los dolores sin sentido
que ha provocado con su puño de niño taimado.
Qué buen regreso a casa!
Con temores y miedos olvidados.
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