Sin una emoción que respire,
no hay tinta en mis venas;
sin una emoción que palpite,
hasta mi vida me parece ajena...
Corro emborrachado entre los árboles
persiguiendo tu figura, tu frescura, tu dulzura;
y caigo en un abismo de colores
que son las paredes de mi mente,
donde rebota tu hermosura.
Una gota ha grabado la huella
marcando tu camino en el desierto;
mientras mi huerto se llena de espinos ,
espantando a las libélulas y a las hadas;
espino que es el dolor de mi duelo,
que te acompaña a la salida,
mostrándote la huella de tu camino en el desierto.
Sin una emoción que respire,
sin una emoción que palpite,
solo de espinos escribirán mis letras,
porque ya no hay tinta en mis venas,
solo huellas en el desierto.
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