viernes, 28 de noviembre de 2014

DEMENCIA



Es de locos buscarte.

Es demencia querer encontrarte

entre letras antiguas,

enredadas en un espacio

que tampoco existe,

colgando en conversaciones fantasmas

como si me fueras a responder

desde ese mundo wasapeado

que inventamos para crearnos la ilusión

de que por un momento estamos más cerca,

esa ilusión que se escribe como iluso,

con color de demencia.


Y vuelven las esperanzas

como sueños de borracho perdido

en un universo que pintaste

con tus aromas y colores

que impregnaron las calles y la gente

de los lugares por donde transito.

Donde me parece distinguir tu pelo y tu fragancia.

Y entonces me vuelvo a enamorar.


Lo sé por mis latidos

y por la locura de estos ojos

que te buscan desesperados más allá del espacio

aún sabiendo que no estás,

con la mirada de una locura infante,

pero llena de brillo, 

porque en la frescura del viento ve tu sonrisa,

y en la levedad de la brisa

 las células reaccionan como la piel del niño,

que recuerda la suavidad de tus labios rozando los míos

en aquel mágico callejón donde me robaste el corazón.


Y hoy parezco un loco

buscándote en conversaciones fantasmas,

como si me fueras a responder

desde un espacio donde ya no estás.

jueves, 27 de noviembre de 2014

¿QUÉ ESTOY PENSANDO?

¿Qué estoy pensando? me pregunta mi estado de Facebook... Creo que lo que todos los chilenos. En las dietas parlamentarias, el sueldo de la presidenta y sus ministros y subsecretarios; el que menos gana no baja de los siete millones. Un reajuste de 6% les significa un aumento inmediato de 500 mil pesos. Hay miles de voces de indignados gritando, clamando al cielo, por tamaña injusticia ¿De qué sirve? me pregunto.De nada. Es la absoluta y más amarga de las verdades... ¡De nada!

Con un pueblo reactivo como el nuestro, que no participa ni en las reuniones del condominio para no involucrarse en las decisiones; ni en las reuniones de apoderados de sus hijos, y si lo hacen sólo quieren saber de sus notas y "ojalá no me comprometan a nada más que no tengo tiempo". Con un pueblo que no entiende que la política y el país lo construimos entre todos, es muy difícil que logremos cambiar esta situación.

Anoche, en una nota de canal 13 al respecto, una abogada, experta constitucionalista decía que es muy justo el sueldo de nuestras autoridades políticas y merecido es su reajuste, dado que en esos puestos deben estar los mejores del mercado, los más capaces, los con más competencias. Creo que podría estar de acuerdo con ella si tuviésemos una salud pública ejemplar, una locomoción pública ideal, una educación de calidad, sueldos justos y equitativos, leyes solidarias para los desposeídos, discapacitados y de protección a las familias con pacientes de enfermedades catastróficas. Si esa fuera la realidad de mi país estaría totalmente de acuerdo con ella.

Pero todos sabemos que la realidad es muy diferente a eso. En este momento, mientras escribo, sé que hay mujeres, niños y hombres, llorando de impotencia porque no tienen con qué comprar un pedazo de pan para echarse a la boca; por la incertidumbre de no saber si tendrán un lugar para dormir mañana. Jóvenes que tienen que delinquir o prostituirse para poder "agarrar" algo de ese mundo perfecto que vive nuestra clase política. Casas perfectas, colegios perfectos, hijos con trabajo asegurado, barrios perfectos, sueldos maravillosamente perfectos, choferes y empleadas perfectas, jardineros perfectos, sólo pueden producir políticos imperfectos. Y resuena en mi mente, de manera incesante, la respuesta que dio Michelle Bachelet al ataque de Evelyn Matthei: "Yo sólo estoy trabajando para mejorar la calidad de vida de mis compatriotas", y entonces me parece el más feo de los chistes, el más triste y amargo de los chistes.

Entonces me gustaría preguntarle a aquella abogada, de la que no retuve su nombre pero que representa a todos y cada uno de los que piensan que nuestras autoridades políticas deben ganar esas sumas millonarias, porque esos cargos son para "los mejores del mercado", si ante nuestra realidad ¿sigue pensando que estos políticos son los más idóneos? Creo que la respuesta la conoce muy bien el país entero. Propongo entonces, que contratemos para esos puestos a empleados por el sueldo mínimo, porque me imagino que para tener el desastre de injusticia social, sistemas públicos incompetentes e insuficientes (salud, educación y transporte); para tener organismos que nos esquilman de manera reiterada día a día hasta que se vuelve un hábito (Isapres, AFP, Cías Aseguradoras, Instituciones bancarias), no necesitamos pagar millonarios sueldos. No necesitamos vivir la humillación, nuestro pueblo no la merece, de ver cómo se reajustan sus sueldos sin un ápice de vergüenza, de ver cómo se agregan millones para gastos de representación, mientras se "agarran de las mechas" para subir míseros cinco mil pesos al sueldo mínimo del chileno que sí trabaja.

En este instante hay miles de voces de indignados gritando, clamando al cielo, por tamaña injusticia, donde la mía es una más, pero ¿De qué sirve? me pregunto.De nada. Es la absoluta y más amarga de las verdades... ¡De nada! Mientras no nos planifiquemos y organicemos como pueblo educado en política, como intelectuales de la democracia, que veamos más allá de nuestra propia nariz; que seamos capaces de poner a la sociedad antes que nuestros propios intereses, no lograremos salir de este "torbellino" que nos arrastra, más rápido de lo que creemos, a una nueva crisis social, como tantas otras vividas en nuestra historia. 

Cuando los capitales se hayan marchado, cuando el cobre (el poco que quede) vuelva a valer sólo centavos y en el mar ya no queden peces, entonces seremos un pueblo desesperado, enardecido, amargado y no tendremos más armas que la violencia para robarle la comida al vecino. Pero ¿se imaginan quiénes no participarán de este escenario? ¡Exacto! Nuestra clase política. Ellos habrán volado con los capitales, porque ese es su mundo, ese mundo perfecto, desde donde tratan (o hacen como que tratan) de arreglar el nuestro, el de los chilenos de clase media y baja, que de estar tan pegados "mirándonos el ombligo" nos nos damos cuenta de cómo nos roban nuestra casa.

Les invito a reflexionar sobre este tema. En este link hay una serie de cosas interesantes que les pueden ayudar en esa reflexión http://eldesconcierto.cl/fuerte-rechazo-ciudadano-parlamentarios-tras-votacion-de-reajuste-los-salarios/

domingo, 23 de noviembre de 2014

LA CLASE POLÍTICA

Lo que podría parecer de perogrullo (como lo del carte), esto de la clase política debe ser analizado con un poco más de profundidad. Si, claro, los políticos legislan, como siempre, para otros. El tema aquí es que deberían legislar para ellos, para la sociedad en la que comparten necesidades con el pueblo, pero ese es el problema: no son del pueblo.¿Cómo pueden saber de desigualdad, discriminación, segregación si su mundo es perfecto? Entonces, ¿Por qué se arrogan, con petulancia, el poder de legislar para los hijos de los otros? 

Tengo derecho a escoger el colegio que quiero para mi hijo y quiero que ese colegio seleccione a sus alumnos a través de una prueba de habilidades y conocimientos, porque quiero que los míos se eduquen con los mejores, con los que tienen aptitudes, los que tienen hambre de conocimiento, que tengan como valor en su vida el apreciar el lenguaje, no con cualquiera. Hoy la tómbola dejará fuera del sistema a esos niños que si quieren y tienen las aptitudes para aprender. En esa tómbola no estará jamás el nombre de un hijo de los de la clase política. Ese camino de selección va a acompañar a nuestros hijos toda la vida. Serán seleccionados SIEMPRE por sus habilidades no sólo técnicas, también personales y relacionales. Nadie postula a un trabajo por "derecho", debe probar, primero a través de un curriculum cuáles son sus conocimientos y luego realizar una serie de entrevistas. 

Los niños deben desarrollar sus capacidades de aprendizaje para optar a mejores colegios pese a la frustración que esto pueda provocar en sus padres. Yo llamo a estos últimos a que conozcan las teorías del aprendizaje para que sepan cómo estimular a sus hijos en el proceso de la educación. 

El problema no es pagar un co-pago de 25 mil pesos en un establecimiento privado subvencionado. Lo que se discutió y se planteó en un momento fue una educación gratuita y de calidad UNIVERSITARIA. Esa sí que hace "doler" el bolsillo. Esa fue la que pelearon la bancada estudiantil que hoy está sentada en la cámara de diputados, donde dejaron de levantar la voz por esa vieja pelea que ellos protagonizaron, porque ya no les afecta. 



Siempre he sostenido que todo va a cambiar cuando, por ley, quien gobierna tenga un sueldo justo, eduque a sus hijos en la educación pública, se atienda en la salud pública y transite en la locomoción colectiva. Mientras ganen 15 millones, siempre estarán "tratando" de arreglar el mundo de los otros, "jugando" a ser rectos y justo, porque el mundo de ellos, el privado, ese es perfecto. Las mejores casas, los mejores colegios, las mejores nanas, los mejores choferes, los mejores barrios, para los peores políticos de toda la historia: sin moral ni valores ciudadanos. Pero tampoco hay que olvidar que toda esta "mierda" la hemos cagado entre todos.



Los invito a leer en qué colegios estudian los hijos de los principales políticos de este país: http://ellibero.cl/actualidad/los-colegios-favoritos-de-la-elite-de-la-nueva-mayoria/

sábado, 22 de noviembre de 2014

"El niño de las marcas"

Era una noche fría y tormentosa la de aquel invierno en que Claudia dio a luz a Marco, su hijo, su único hijo. Hoy, doce años después, parada en el umbral del dormitorio del niño, lo observaba dormir plácidamente ¿Cuántos pesares más les depararía el destino? Ella no lo sabía, porque ya creía haberlos vivido todos. Decidió llamarlo Marco por unas horribles marcas de nacimiento que presentó en distintas partes de su cuerpo. Pensaba que aquella tormenta que cayó sobre su pueblo natal, y que hizo enmudecer sus gritos desgarradores que anunciaban al mundo la llegada de su bebé, era el presagio de que su vida ya no volvería a ser la misma y no se equivocó. Sólo dos meses después del parto tuvo que salir casi huyendo de aquel pequeño caserío de familias beatas que no podían soportar entre sus hijas a una madre soltera, menos a una a quien no se le había conocido novio alguno. Estaba cansada. Doce años en los que había tenido que conquistar la capital y con mucho esfuerzo, trabajo y sacrificio, sacar sus estudios profesionales adelante, y, al mismo tiempo, cuidar de Marquito y apoyarlo ante el constante bullying de sus compañeros de escuela, que lo menospreciaban llamándole “el niño de las marcas”. Estaba cansada, pero no triste; su hijo era un niño amoroso, dulce, que hacía que todo en la tierra le pareciera como un edén y que por tenerlo a él, volvería a pasar por lo mismo. Por aquella paz que la invadía cuando su niño la miraba, volvería a vivir todas las humillaciones que le hicieron pasar trabajando de empleada puertas adentro y con un recién nacido; patrones libidinosos que intentaron abusar físicamente de ella; las agotadoras jornadas que asumió cuando Marquito ya pudo entrar a un jardín infantil, trabajando de día, corriendo a dejar a su hijo con una amiga para que se lo cuidara mientras ella estudiaba una carrera técnica en un instituto vespertino, con profesores que no les importaba su situación y le exigían rendimiento, lo que la llevó a convertirse en técnico profesional en informática, y luego de dos años de más de sacrificio, en ingeniera. Lo viviría todo de nuevo sólo por estar junto a él. Mientras lo observaba con esa dulzura en la mirada que sólo las madres tienen, pensaba que de alguna manera fue aquella tormenta, de hace doce años, la que le dio la fuerza para ir hacia adelante. Cada vez que se enfrentaba a una encrucijada, cada vez que la vida se la ponía difícil, y se la puso muchas veces, recordaba el ruido ensordecedor de los truenos y en la cegante luz de sus relámpagos y sentía una fuerza poderosa que la empujaba hacia adelante y que no le permitía decaer. Dejó la puerta entrecerrada, como cada noche, y caminó absorta en sus pensamientos hacia su habitación. Claudia era una típica mujer sureña. Hija única de padres agricultores de la zona de Purén en la novena región. Pasó sus veranos recorriendo la cordillera de Nahuelbuta y los trigales que parecían perderse en la distancia. Esos campos amarillos y esos cerros llenos de verde y de vida, marcaron tanto su infancia como su adolescencia. El sacrificio lo conoció desde pequeña ya que sus padres decidieron que estudiara en Angol, la capital de la provincia. Pasaba gran parte del tiempo en el internado. Todos, quienes la conocían, tenían de Claudia una buena impresión. Siempre fue la mejor alumna de su curso y era reconocida por su amor al prójimo y sus labores sociales en pos de los más desposeídos. Tal vez por eso fue tan castigada cuando anunció su embarazo y mantuvo siempre en secreto el nombre de quién la pusiera en ese “estado de desgracia” como decían los cercanos a su madre, doña Berta. Su parte intelectual despertaba envidia y admiración en sus compañeros de estudios, su capacidad para la matemática dejaba asombrado hasta a sus propios maestros. Llegó a su habitación esa noche perdida en los amarillos trigales y los distintos tonos de verdes de Nahuelbuta, no quería pensar ni en el trabajo ni en su ocupada agenda del día siguiente. Hoy, esta joven se había convertido en una de las más eficientes ejecutivas informáticas de una empresa española que operaba también en Chile. En tan sólo un año había escalado a las posiciones más elevadas dentro de la firma y era candidata a ocupar una de las gerencias más importantes en el área de negocios, para lo que había mostrado una habilidad sin precedentes. Sin ser muy alta, un metro 67 de estatura, lograba que su belleza sureña destacara entre las mujeres de su oficina. Siempre que transitaba por los diferentes pisos del edificio que ocupaba su empresa, las miradas la acompañaban en su sinuoso caminar. Sus pómulos levantados y una sonrisa enmarcada en unos labios generosos, que dejaban a todos deslumbrados por esa dentadura perfecta y brillante, sin duda la pusieron de candidata a ser objeto de “persecución” de los compañeros de trabajo. Ella estaba entre los “objetivos” prioritarios de muchos de ellos, sin embargo, estaba decidida a mantenerse sola. No quería someter a su hijo a ningún tipo de inestabilidad emocional. Creía que su misión al venir a este mundo, era tener y criar a este hijo, a Marquito, quien muy pronto desataría en sus vidas, aquella tormenta que ha acompañado a Claudia desde su nacimiento, sólo que esta vez sufrirán las consecuencias. Con solo apoyar la cabeza en la almohada cayó en un profundo sueño. Era una noche primaveral más calurosa de lo normal aquel sábado 22 de noviembre de 2014. Faltaba aún para el periodo estival, pero las altas presiones de aquellos días no habían permitido a los termómetros bajar de los 30 grados. Las ventanas de su dormitorio daban hacia el interior de su edificio por lo que el ruido no era un problema. El condominio era habitado por gente mayor en su generalidad, por lo que no se escuchaba mucho griterío infantil. Esa noche decidió dejarlas abiertas, al igual que la puerta de su dormitorio, la que, normalmente, cerraba. La madrugada avanzaba tranquila aquella noche. Las calles parecían más silentes de lo normal. Menos bulla, si hasta los perros habían dejado de ladrar. Este pedacito de tierra, que era su mundo, parecía haberse detenido en el tiempo, parecía haber perdido hasta la gravedad. En un momento de esa silenciosa y calurosa madrugada, ella creyó estar soñando cuando una luz azulina intensa, fosforescente, comenzó a invadir su habitación. Aterrada, se empezó a sentar en la cama creyendo que aún estaba dormida y que esto era sólo un mal sueño. Fue en ese momento en que dio un salto que la hizo estremecerse contra el respaldo de su cama; en medio de la luz azulina flotaba Marquito con sus brazos extendidos y la cabeza colgando sobre su pecho. La imagen frente a sus ojos ocurría en cámara lenta y ella no atinaba a hacer algo para despertar de aquel trance angustioso. Comenzó a sacudir su cabeza pensando que así haría desaparecer aquella dramática escena de su vista. El viento que se colaba por la ventana era cada vez más intenso, haciendo que las cortinas se elevaran hasta el techo. Ella abandonó la cama y se dirigió hacia la luz que mantenía flotando a su hijo en el umbral de su puerta. Cuando lo tocó, entendió que todo era real, entonces Marquito cayó en sus brazos, desplomándose.

-Nunca entendieron el mensaje... miles de años y nunca entendieron el mesaje- Alcanzó a decir el joven muchacho mientras se desplomaba en los brazos de su madre, la que se comenzó a alterar como nunca antes en su vida, al ver que de las marcas que lo acompañaban desde su nacimiento, comenzaba a brotar sangre. Definitivamente la tormenta, había iniciado.

domingo, 16 de noviembre de 2014

GRATIS VERSUS GRATUIDAD

Esto, lo que estamos viviendo política y económicamente, es lo que pasa por no ser informados y leer, investigar, documentarse, analizar y escudriñar en los ejemplos externos para poder comparar y votar informados.

No sabemos con certeza la impactante diferencia entre los conceptos "gratis" y "gratuidad".

Recuerdo haber leído este artículo, http://www.libertaddigital.com/…/bachelet-la-zapatero-chil…/ que me hizo pensar en el tema y concluir que lo "gratis" es para los abusivos y oportunistas, aquellos que no conocen el esfuerzo y el valor de las cosas, en cambio "gratuidad" es un concepto distinto que reconoce el valor de las cosas a pesar de que éstas estén hechas por amor, como por ejemplo, lo que hacen nuestras madres diariamente, convertir los alimentos comprados por un valor en la feria y convertidos en una cena.


Esto no implica que el esfuerzo realizado por la madre no tenga valor, porque cuando usted va al restaurante paga y reconoce el valor que tiene el que el cocinero haya hecho el mismo esfuerzo que su madre; o cuando alguno de los hermanos cuida del anciano. Si tuviera que contratar a alguien, deberá pagar por ese esfuerzo, lo que no significa que cuando lo hace alguno de los hermanos ese esfuerzo carezca de valor.

Las cosas no son "gratis", alguien siempre termina pagando. Eso lo sabe Michelle Bachelet, pero ella está más ocupada en "respetar" esa imagen de "mamá" del pueblo y responderles a esos pingüinos que alguna vez engañó.

sábado, 15 de noviembre de 2014

ASADO A LA PARRILLA



Quiero una tarde de asado a la parrilla.

Quiero el olor del carbón impregnando mi ropa.

Quiero las gotas de sudor y el calor a la altura de la guata.

Quiero el jugo de la carne a punto chorreando por mis brazos.



Quiero los chistes fomes de mis amigos,

las moscas paradas en el pebre 

y las risas descollantes que registran el ambiente

como una vieja cámara de cine.


Quiero respirar esa vida latente y maravillosa

anclada en mis emociones de infancia.

Quiero una tarde de asado a la parrilla

que me traiga de vuelta a mi madre en la distancia.


Mi madre tiene el olor, las risas,

el jugo chorreando, el pebre y el amor

de una tarde de asado a la parrilla.