Un adulto que no conoce su mundo emocional, desde donde toma todas sus decisiones, desde donde realiza todo el aprendizaje de su vida, vive eternamente en una prisión y condenará a toda su descendencia a ser prisioneros de una racionalidad que nos ha sumergido en el caos por los siglos de los siglos.
Toda reacción o conducta, responde a un estímulo interno o externo que activa, negativa o positivamente una emoción, a través de lo que hemos pensado, lo que termina convirtiéndose en en sentimiento que es el que genera, finalmente el impulso de la acción, el movimiento, ya sea positivo o negativo que mostramos al mundo: la punta del iceberg, la conducta.
¿Cuándo desarrollamos este "mecanismo emocional" con el que conduciremos nuestra vida, nuestras relaciones, nuestros éxitos y fracasos? En los primeros años de infancia, el Ello, el Yo y el Súper Yo.
Hay que saber reconocer qué estímulos internos y externos movilizan nuestras emociones, para que nuestra conducta sea una respuesta consciente, una respuesta adulta.
A veces me resulta vergonzoso descubrirme a mis años respondiendo como un niño taimado.
En esto consiste la iluminación, dice Alejandro Jorodovsky, en encender la luz en la habitación donde yace mi niño taimado.
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