Me levantaste como una ola furiosa
y me azotaste contra las rocas,
sin embargo no me quebraste.
Me levantaste
como un huracán endemoniado,
y me arrastraste contra los árboles,
sin embargo no me rompiste.
Me cubriste de lava
como un volcán enfurecido,
sin embargo no me quemaste.
Me estrellaste contra rocas de granito
y crujieron cada uno de mis huesos
sin embargo continué vivo.
Me lanzaste al averno
como un demonio desalmado,
esperando mis gemidos
sin embargo canté el aleluya de los benditos.
Intentaste destruirme de mil maneras posibles,
y a las mil maneras le puse mil barreras,
porque para mí no hay imposibles
mientras mi fuerza nazca del poder infinito
Y me levantaré de nuevo
y me levantaré mil veces
porque en mi corazón yace
lo que nunca podrá ser vencido,
el amor perenne de un mundo en el olvido,
el de los dioses que nos han construido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario