Cómo extraño tu risa
que expulsabas como contenida
ante alguna estupidez mía;
cómo extraños tus ojos
huyendo de los míos
con miedo a enamorarse.
Cómo extraño tu pelo en mi cara
y esa gota de sudor
que brillaba en tu frente
al momento de amarme y de sentirte mía.
Cómo extraño tus aromas entrelazados
con la oscuridad de un bosque prestado,
que nos acogía en la agonía de un gemido
dando luz a lo que vendría.
El espacio nunca fue tan espacio,
ni la noche tan negra, ni el silencio más mudo;
tras tu suspiro de placer profundo,
sentí que el tiempo se detuvo,
tanto que el universo se tomó un segundo
y grabó en mi piel cada nota de tu piel.
Recorrí tu espalda y no te quedaste dormida;
te besé mil veces y mil beses te amé;
hay un océano que espera por ti.
dibujando caracolas entre mis sábanas,
que buscan al hada encantada
que esa noche... me hizo feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario