No es menor la experiencia con la pena.
Es como una mano fuerte y poderosa,
que te aprieta la garganta,
y se te acaban las palabras,el aire
y te deja sólo suspiros mudos
que se te atropellan en las lágrimas.
No es menor la experiencia con la pena.
Sabes que la tienes, pero la escondes,
entre risas disfrazadas de payasos colorines
debajo de una mueca
que se retuerce en el rostro,
queriendo parecer una sonrisa.
No es menor la experiencia con la pena.
Quisieras que hasta los árboles lloraran,
que los perros aullaran y las mariposas dejaran de volar.
Quieres que el mundo se detenga
y respire la tristeza de tu pena y se ahogue en ella,
por la fuerza de una mano fuerte y poderosa,
que le quite a todos las palabras de la boca.
No es menor la experiencia con la pena.
Quisieras describir las emociones que te emborrachan,
que te aturden, que te atrapan y no tienes palabras,
están todas atragantadas en tu alma
que las convierte en lágrimas que luchas por contener,
como si estuviese prohibido sentir,
como si fuera pecado tener pena
porque lo que más amas de este mundo
te ha partido el alma porque continuó su rumbo.
No es menor la experiencia con la pena.
Esta noche conversaré con ella,
a ver si la convenzo de soltarme la garganta,
que me libere las lágrimas y las palabras,
para poder decirles a todos lo que me pasa
y describir las emociones que hoy
atrapan mi alma.
Verdaderamente hermoso... sin palabras.
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