Subí al cerro a buscar perlas,
para hacer un collar para la más bella,
pero sólo habían huevos de chocolates
que una sardina se comía en el barandal,
mientras se lamía los bigotes;
para él, detrás de sus cristales,
le parecía solo un recuerdo roto...
Y convertí el cerro en un parque de aventuras;
los árboles de goma nos lanzaban a la "chuña"
y nos recibían frutillas convertidas en lonas,
y ya el recuerdo no le parecía tan roto,
había logrado instalar una sonrisa entre sus mejillas...
Sólo faltaron tus ojos y tu risa
para la aventura perfecta,
entre tanta emoción revuelta,
agitadas de amores, de temblores, de pieles erizadas,
que se esconden entre mis manos
como un sueño travieso, inquieto, impaciente...
ven pronto o se escapará con tanto movimiento
y no tendré tiempo de contártelo... amor!
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